Sin duda alguna Teodosio es el último gran emperador
con que cuenta el Imperio Romano y uno de los más destacados entre los de
origen hispano, hasta el punto de que la tradición le hace descendiente directo
de Trajano, el primero de los emperadores oriundos de Hispania. Nacido en Cauca,
hoy Coca, en Segovia, posiblemente el año 346 d.C., son sus padres Flavio
Teodosio y Termancia, ambos pertenecientes a la aristocracia hispanorromana y
con posesiones en esta región segoviana. Realmente poco o nada se sabe sobre su
infancia, que debió de pasar en Hispania
recibiendo una esmerada educación como correspondía a su posición social.
Alcanzada la edad adulta y en el curso de su carrera
militar, participa en diversas campañas comandadas por su padre, excelente
general, como nos relata Aminano Marcelino:
en 368 y 369 contra las insurrecciones en Britannia,
en 370 contra los alamanes y en 372 contra los alanos. Tras aplastar la
revuelta del usurpador Firmo en África en 373 d.C., el padre de Teodosio fue
decapitado en Cartago por orden del emperador Graciano, lo que motivó el
autoexilio del futuro emperador en los dominios familiares de Hispania. Allí contrajo matrimonio en el
año 376 d.C. con la también hispana Elia Flavia Flacila, dama de noble familia
y reconocida piedad.
Pero el retiro de Teodosio no duraría mucho. El
Imperio atravesaba por una difícil situación tanto desde el punto de vista
militar como del religioso. Respecto al primer aspecto, los godos establecidos
en el Danubio infligieron una severa derrota a las tropas imperiales mandadas
por Valente el año 378 d.C. en Adrianópolis (actualmente Edirne, en Turquía),
lo que motivó que el jovencísimo emperador Graciano, causante de la muerte de
su padre, recurriera a Teodosio para salvar la situación, nombrándole jefe del
ejército.
No se explica muy bien esta conducta aparentemente
contradictoria del Emperador, pero podría obedecer al hecho de que Teodosio
contara con una brillante y experimentada carrera militar, o a las simpatías
que tanto él como su padre levantaban en ciertos sectores senatoriales. Se
argumenta, incluso, la posibilidad de que el propio papa Dámaso, también
hispano, hubiera maniobrado para introducir a un compatriota en los círculos
cercanos al poder imperial. Lo cierto es que la intervención de Teodosio
resultó providencial para los intereses romanos porque obtuvo una importante
victoria sobre los sármatas, conteniendo así a los bárbaros en las fronteras
del Imperio.
Sin duda alguna, tanto sus logros militares como la
influencia ejercida en Roma por el poderoso grupo de senadores galos e
hispanos, que controlaban diversos resortes del gobierno central y estaban
emparentados con varias de las familias senatoriales más destacadas,
consiguieron aumentar su prestigio y hacer que Graciano le nombrara Augusto en Sirmium el 19 de enero del año 379 d.C.
Accedía de esta forma al poder imperial, que debía compartir con Graciano y con
Valentiniano II, repartiéndose entre los tres las diferentes provincias del
Imperio siguiendo, si bien con modificaciones, el modelo tetrárquico instaurado
por Diocleciano cien años atrás. A Teodosio le correspondieron las provincias
orientales, gobernadas desde Constantinopla. Aunque este sistema de poder
implicaba de hecho la existencia de tres emperadores gobernando al mismo
tiempo, lo cierto es que el peso y la influencia desplegados por Teodosio le
hacían aparecer como el emperador de mayor consistencia, y en realidad gobernó
en solitario todo el Imperio tras los acontecimientos políticos desencadenados
por el usurpador Máximo, militar también hispano y emparentado según la
tradición con el mismo Teodosio. En efecto, Máximo, aclamado por sus legiones
en Britannia, marcha sobre las Galias
dando muerte al emperador Graciano, tras lo cual se dirige a Italia y logra
poner en fuga a Valentiniano II. Estos sucesos motivan la intervención de
Teodosio, que derrota al usurpador y restablece a Valentiniano en sus dominios
occidentales, si bien en la práctica es Teodosio quien controla todo el
Imperio.
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Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...