martes, 12 de julio de 2011

¿Esto qué es?

¿Adónde iremos a vivir, pobres y democráticos ciudadanos, cuando nos expropien el país? Ya sé que el ordenamiento jurídico español sanciona la inembargabilidad de los bienes públicos, pero, ¿les importará eso mucho a nuestros acreedores, con las leyes internacionales en la mano? ¡Ay, qué miedo! ¿Qué vamos a hacer? Nadie nos da una solución, una respuesta, una esperanza…

No contentos con que algunos cientos de miles de compatriotas se hayan quedado sin casa, ahora quieren dejarnos a todos sin Estado. El español errante… buscando eternamente una tierra donde cobijarse. Igual no llega a tanto la cosa, pero, vuelvo a inquirir: ¿esto qué es? De repente, un día, amanecimos hasta las pestañas de mierda. Antes, en el parte se limitaban a dejar caer algún índice bursátil, el Ibex no sé qué, el Down Jones, tonterías, cosas folclóricas. Pero, desde hace poco, la (pseudo)información financiera, económica y política ocupa casi todos los espacios noticiosos al uso, así sea radio, prensa o televisión. Nos abruman con enrevesadas disquisiciones de ingeniería economicoespeculativaficción que ignoro si alguien comprende. Servidor, desde luego, no. Y como no entiendo de estas cosas, desconozco por qué me atrevo a escribir sobre ello, como no sea que, en realidad, no escribo sobre estos asuntos sino, simplemente, sobre sentido común.

Las familias, para comprar cosas, necesitan dinero. Pero, como no logran ahorrar para lo que consideramos necesario –a saber, casa, coche, lavadora, nevera, vacaciones, telefonía y eso–, pues algún avispado patentó el crédito (sin duda el segundo gran invento de la Humanidad, después del dinero). Y así pasamos de no tener nada, ni siquiera dinero, a tener de todo a plazos. Eso sí, seguíamos sin tener un duro. O un euro. Esto, que aparentemente no es ni bueno ni malo sino todo lo contrario, si le pasa a las familias está bien, pero si es el Estado quien lo hace, malo, malo… porque puede parecer que los países son soberanos, y mientras a una familia se le embarga y asunto arreglado, a un Estado, ¿qué? La declaración de suspensión de pagos, o bancarrota, parece la salida obvia. Pero, ¿qué implicaciones tiene eso? Lo ignoro.

Ahora bien, no es malo que servidor no lo sepa. Lo preocupante, y mucho, es que no lo sepa nadie, ni esos adivinos de lo pasado que son los economistas, ni los políticos facinerosos que alegremente se han gastado lo que no tenían ni los banqueros corrompidos que nunca van a la cárcel. Quien sí parece saber de qué va esto es el mercado. Pero, pregunto, ¿qué coño es el mercado, que todo lo puede? Ítem más, ¿quiénes son esos inversores que compran la deuda soberana de los países a precio de saldo e intereses usureros? ¿Los saudíes?, ¿los chinos?, ¿las mafias rusas?, ¿o algún que otro país occidental tapado jugando a la ruleta rusa? Que a ver dónde está el dinero, vamos… Creo que ya me salió otra vez la estúpida idea de la conspiración.

La emisión de deuda pública por parte de los Estados no es nueva, ni las bancarrotas tampoco. Que se lo pregunten, si no, a Felipe II, o a sus gloriosos sucesores… Yo qué sé… Si los islandeses supieron plantar cara a esos malditos inversores, y ahí están, creciendo y todo, no veo por qué no pueden los demás países hacer otro tanto. Pero, ya digo, que desconozco cómo funciona el tinglado. A lo mejor uno puede hacerlo pero otros no, porque se vendría todo abajo. Sin embargo, me da, por lo poco que sé de historia, que cuando uno pierde otro gana… de modo que, en realidad, las deudas acaban pagándolas siempre los mismos: usted y yo, y sus respectivos familiares y amigos de usted y míos, claro.

6 comentarios:

  1. Javier, yo creo que no tardará demasiado, pero los paises serán comprados por las multinacionales, desaparecerán los estados, los políticos y los gobernantes. Se decidirá todo según criterios empresariales, al dictado de un comité de dirección que sólo atenderá a la cuenta de Pérdidas y Ganancias. Es como el despotismo ilustrado "todo para el pueblo pero sin el pueblo" ahora será "todo para la empresa pero sin la empresa" pues ésta será además una franquicia de una multinacional de la ingeniería financiera.
    El siguiente paso, amigo Javier me temo, será la especulación brutal de los alimentos. Comeremos caca siempre, o sea mierda constantemente. No confio, no espero nada, creo que iremos de mal en peor sin remisión, lo digo muy en serio y con el cabreo debido.
    Salud
    Francesc Cornadó Estradé

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  2. No sé si la idea de ser gobernados por gestores en vez de políticos es más aterradora que sugerente. En todo caso, Francesc, quizá no hubiera mucha diferencia más allá de la escenificación periódica de esta farsa representativa que supone el sistema democrático vigente. Con respecto a lo de comer mierda, has dado la versión del optimista, porque el pesimista siempre podrá argüir: ¡Y a ver si llega para todos!

    Mucho me temo que hasta que la especie humana no se extinga no habrá tranquilidad en el planeta. Mientras, a ver si nos da tiempo a colonizar otros donde no se reproduzcan las perversidades sociales y cainitas de éste...

    Un abrazo.

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  3. El procedimiento es declararse en bancarrota y empezar de nuevo, renovando los créditos y los pagos, porque al olor del negocio siempre hay inversores que "adelantan" para luego "recoger" en época de beneficios. De la gran depresión de la República de Weimar, con una megainflación tal que había que llevar una maleta de marcos llena de billetes para comprar una barra de pan, se salió con elo invento del Rentenmark, una nueva moneda que recibió el respaldo de los acreedores de Alemania y, a partir de ahí, volvió el crecimiento. Argentina, después del corralito, hizo algo parecido: desoír completamente las recomendaciones del FMI, plantar cara y confiar en que su producción económica valía lo que hoy en efecto vale. Ignoro si pueda darse una "devaluación" del euro, pero mucho me temo que la sola amenaza de que ello pudiera ocurrir iba a poner a los famosos mercaderes al borde del ataque nervioso..., aunque quizás esté diciendo alguna que otra barbaridad... En mi práctica económica individual he seguido una política que en modo alguno favorece el desarrollismo económico: hasta que no tengo el dinero para comprar algo no lo compro; sólo me endeude una vez -para la vivienda- y durante dos años. En fin, un mal ejemplo capitalista, desde luego...

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  4. El Estado siempre tiene ese recurso, sólo que ahora somos un macroestado euroeuropeo (me ha salido un trabalenguas) y no estoy seguro de que todos remen en busca de la isla. Lo malo, además, es que a los paisanos no nos dejan los acreedores devaluar nuestra propia deuda. ¡Hay que devolver hasta el último céntimo con sus correspondientes intereses o acabas siendo un paria!

    De todas formas, y en el plano particular, qué sensatez la tuya, Juan. Yo, en cambio, sin jugar en bolsa, sin arriesgar en inversiones de ningún tipo, sin ser ni más espabilado ni más estúpido que mi vecino, me he arruinado dos veces y he perdido una casa. Eso sí, sin ahorrar jamás un euro. ¿Alguien lo puede entender? Ahora vivo de alquiler, ando pagando deudas y maquinando de nuevo un plan...

    Un abrazo.

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  5. Hola Javier,
    Yo, como la mayoría de la gente, no entiendo ni de macro, ni de microeconomía. No entiendo de ingenierías económicas, de índices bursátiles ni de agencias de calificación. Entiendo que si gano 10 y me gasto 9 en lo que yo considero necesidades básicas, me queda uno para ahorrar, para invertir o para jugármelo a las cartas; en cambio si gano estos mismos 10 y me gasto 11, pues como decirte, voy de…Pero esto parece que no lo saben ni nuestros dirigentes, ni sus asesores. Con la cantidad de economistas que hay en paro, bien podrían contratar a alguno o a varios de ellos para ver si daban con la tecla y arreglaban esto.
    En estos días los informativos, o seudoinformativos nos vuelven locos con la prima de riesgo de Portugal, el problema de Grecia, y con que España está en el borde del precipicio. Esto claro, lo dicen las cabezas pensantes de las agencias de calificación y similares. Y digo yo: ¿Quién interviene sobre ellas? ¿Cómo podemos saber si estas cabezas están preparadas para hacer estos pronósticos?, porque hasta hace cuatro días esto era Jauja, ¿por qué no previeron la que se avecinaba? Quizás... no interesaba.
    ¡Ya no me creo nada! Lo que ayer era bueno, hoy es malo y viceversa. Ayer había que ahorrar e invertir en bonos y fondos, hoy hay que consumir para que la economía se mueva.
    Así que: si tengo un euro para gastarlo pues lo gasto, y si no lo tengo, pues sigo con el mismo coche, la misma lavadora y el mismo colchón, aunque no sea viscoelástico.
    Un saludo

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  6. Delfi, te doy la bienvenida a esta casa que es la tuya (aunque no la mía, porque en ese caso ya me la habría quitado algún banco menesteroso). ¿Cómo no coincidir contigo, al igual que con tantos y tantos conciudadanos? ¿Quién, realmente, entiende de economía? Fiamos nuestos intereses como país, como Unión Europea y como particulares, a esos que se llaman pomposamente economistas, cuando en realidad sólo han resultado ser caros gestores y adivinos.

    ¿Contratar a los que están en paro? ¿Serán mejores que los otros? Quizá sería preferible dejar la cosa pública -y, de paso, la privada- en manos de personas realmente sensatas, sin mirar si son políticos, filósofos, maestros de escuela o albañiles arrepentidos. Pero mucho me temo (a menos que me equivoque, claro, que no sería extraño ni la primera vez), que esta cosa tiene uno o ningún arreglo: ninguno ya lo estamos padeciendo; en cuanto al uno... prefiero que no llegue el momento.

    Un abrazo.

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Sepan quantos esta carta vieren: conçejos, justiçias, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos, como porque la principal cosa a que yo vine a estas partes no es acabada, e pues como estamos pobres e menesterosos, e faltos de seso e entendimiento, e porque lugar es este en que han de façer por grand voluntad la merçed los que agora son e de aquí adelante nos den su opinion...